¿Pero no habíamos quedado en que hay que hablar hasta con el diablo?
Osea, que hay que hablar con todo el mundo, pero no con los ciudadanos. Esto debe ser el talante o el diálogo. O las dos cosas.
Señores borregos que votan p$o€, esto es lo que quieren sus pastores -esto sin doble sentido, ¿eh?-, que los que saben no hablen. Así los que no saben no se enteran y todo perfecto. Un plan cabal.
Lástima que el que dice que sabe no acabó ni primero de derecho.
Viene esto a cuento de las declaraciones del intento de letrado Blanco, que ha dicho: los que sabemos, no hablamos.
¡Y no veas lo que han tardado en callarse los que, como José Antonio Pastor -joder con el apellido; apropiado para borregos, ¿se dan cuenta?- no sabe de qué habla.
Cambiando de tema, aunque no del todo, nos los siguen poniendo difícil, como ya comenté hace algún tiempo.
Con suma tristeza, leo que a pesar de que se cagan en lo más sagrado, el obispado de San Sebastián erre que erre dándoles la razón a estos escatológicos individuos.
Menos mal que alguien me dijo una vez que "fe es creer en lo que no se ve a pesar de lo que se ve". ¡Y eso que no conocía a Uriarte!
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