Nos lo pone difícil
La verdad es que hoy en día resulta un poco complicado ser católico, y con algunos obispos, incluso creyente. Pero cuando ocurren casos como el que comentaré ahora, particularmente, me sirve de mucho una frase que oí una vez y que es algo así como que "la fe es creer en lo que no se ve a pesar de lo que se ve". Y de lo que se oye, añado yo.
Viene esto a cuento de las manifestaciones del obispo de San Sebastián, un tal Uriarte, que dice que "las víctimas no son las que han de determinar cuál es la política que ha de llevarse en el proceso de paz". "La política la tendrá que pensar el Gobierno y los partidos". Pues mire usted, su excelencia, si la política la tiene que pensar el Gobierno y los partidos, ¿qué narices piensa usted?
Dos reflexiones.
Una. Perdón y paaaaaaaaaaaaaaaaaa. Y de la justicia, ¿qué?
Dos. De usted han dicho cosas como que es "un perfecto lobo, en lugar de un pastor" o "Su Ilustrísima es un inquisidor, un nazi, un mal pastor y un obispo envenenado por el nacionalismo étnico. Y entiendo, al final, su enfado. A la Virgen del Rocío le llora la mirada cada vez que un inocente es asesinado por los terroristas. Peligrosa Virgen para un obispo nacionalista." (Alfonso Ussía, en La Razón, el 4 de junio de 2004). ¿La razón? Prohibir una misa rociera en su diócesis. Seguro que si hubieran cantado la Salve en euskera no habría puesto pegas. No sé, me da que tiene usted una ligera tendenciosidad. Y no precisamente hacia el lado de las víctimas.
A lo suyo y, si es posible, con visión universal como manda la Santa Madre Iglesia y no tan reducidamente nacionalista.
Y, como yo, pregúntese: si estuviese Cristo, ¿de qué lado estaría? Yo lo tengo claro.
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